Si nos decidimos por tener un perro, el tema de su educación es muy importante. Cuando mi perro aún era un cachorro lo llevé a una escuela de entrenamiento canino donde le enseñaron las normas
básicas.
Aprendió a responder a mi llamada y a obedecer las órdenes usuales de “sienta” y “túmbate”. Se deja llevar fácilmente con la correa. Pero aún así no he dejado nunca de repetir las normas básicas de
comportamiento y de entrenarle para que no se olvidara.
Desde un principio no le dejé dormir jamás en mi cama. Le preparé su propia cesta a la que le he acostumbrado con mucha paciencia. Desde entonces va automáticamente a su lugar de descanso. También le
he prohibido comportamientos como pedir comida, saltar encima de la gente o tirar de la correa. Pero siempre he procurado hacerlo sin violencia alguna.